estadisticas

miércoles, 28 de agosto de 2013

"Directisima a la cima III" al Caïres de Cougourde

 
Tras dos semanas en ruta, nuestro viaje esta llegando a su fin. Siguiendo rumbo sur,  de camino a Niza, donde cogeremos la autopista de regreso a casa, hacemos nuestra última parada en Saint martin de Vésubie, puerta de entrada al Parque Nacional de Mercantour.
Doce kilómetros valle arriba, encontramos un parking habilitado en la Vacherie de Boreón (1750m). En su parte más alta, un sendero se interna en el bosque.
 
 
 Idilico sendero por el que vamos ganando gradualmente altura entre un frondoso bosque de esbeltos alerces.
  

surcado por innumerables arroyos, afluentes del rio boreón.
 
 
 Aproximadamente 45 minutos después, dándole zapatilla, alcanzamos el refugio de Cougourde , perteneciente al Club Alpino Frances.
 

 
Al fondo, cerrando el valle al norte, ya podemos contemplar nuestro objetivo de hoy, el Caïres de Cogourde (la calabaza).
 

 
La  aproximación se lleva a cabo por un sendero que tras pasar el Ibón de Sagnes por su margen derecha busca el collado Sur del pico, para luego cruzar en travesía bajo la cara Oeste hasta pie de vía.
 
 
Nosotros, que no dominamos el francés, ni ninguna otra lengua, nos liamos con la descripción que amablemente nos hizo el guarda y tiramos directamente, campo a través, trepadas de IIIº incluidas, hasta alcanzar la base de la pared, hora y cuarto después.
 
 
 De la gran cantidad de rutas clásicas que surcan la pared, optamos por la "Directisima" a la tercera cima, de las cuatro con las que cuenta la montaña. 
Esta, es producto de la unión de distintos itinerarios abiertos entre 1931 y 1960 en los que participaron los hermanos Vernet, R. Merle y G. Demenge. 
 
 
400 metros de tapia de un excelente gneis granítico divididos en 12 largos. De los que, una vez hecho el sorteo, Anselmo se encargara de encabezar la cordada en los 4 primeros. 

 
En estas primeras tiradas predominan las fisuras, que vamos enlazando hasta alcanzar por la derecha el Cairn Jeannel y en las que algunos parabolts dispersos nos van indicando el recorrido
 
 
En estas horas tempranas de la mañana, la Oeste es una nevera. Vestidos con todo lo que llevamos, intentamos en vano combatir un frio que se nos ha instalado y se resiste a abandonarnos.

 
Tomo el relevo en cabeza en el quinto largo. Un muro compacto de pequeños techitos, muy similar a la Sur del pico Torres, en el que es preciso navegar muy bien para localizar los escasos seguros fijos instalados. 
 
 
Le sigue otro  muro más tumbado, de similares características que el anterior, por el que vamos a buscar una chimenea. En la entrada a esta montamos el relevo. 
 
 
Chimenea que abandonamos poco después de su inicio por su margen izquierda, para en travesia diagonal ascendente y tras salvar un pequeño desplome alcanzar una terraza en el filo del espolón.

 
La octava tirada recorre un diedro donde se encuentran los pasos más duros del recorrido, protegidos correctamente por un par de parabolts. A su fin, nos encaramamos en el lomo de su margen derecho donde se monta la reunión sobre tres clavos.

 
Por fin nos alcanzan los primeros rayos de sol cuando Koki me da el relevo en cabeza en el noveno largo. Como lagartos orientamos nuestros rostros hacia el astro rey en un intento por devolver a la vida nuestros entumecidos miembros.
 
 
 
Por delante a Koki, le aguardan cuatro largos sin equipación por la cresta en los que tendrá que buscar el mejor de los itinerarios posibles y la mejor ubicación para montar las reuniones. 
 
 
Las nubes comienzan a espesarse y sabedores que en los días precedentes a llovido a media tarde apretamos el paso.
 
 
 Alcanzando la cumbre en algo más de cuatro horas. Buen horario, pero no perdemos mucho tiempo en celebraciones, el tiempo empeora y aún nos queda un enrevesado descenso por la vía normal del pico.
 
 
Apena devorada una barrita energética comenzamos el descenso, primeramente a buscar el collado situado entre nuestra cima y la cima II. Desde este, continuamos perdiendo altura por la pedregosa canal Este.
 
 
Para abandonarla hacia su mitad por su margen izquierdo. Una serie de travesías y expuestos destrepes (se pueden rapelar) nos depositan sobre el sendero que nos conduce al collado Sur.
 

Desde el collado divisamos el camino que deberíamos haber recorrido esta mañana en la aproximación y que seguiremos en el regreso.
 
 
Cuando alcanzamos el refugio, las nubes se han tragado la montaña. Más tarde, en el descenso hacia el parking, no lograremos esquivar la lluvia, llegando a la furgoneta en remojo. 
 
 
Ponemos fin a dos intensas semanas recorriendo pequeños macizos periféricos de los Alpes a los que como dice Koki .... sólo van los catalanes.
El año que viene, si la crisis lo permite .... volveremos a la carretera.

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